Todos los hombres son herederos del Universo
- EMEDELACU
- 27 jul 2023
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792. Que registren los hombres todas las escrituras y todas las doctrinas de los hombres más sobresalientes y verdaderos sabios, como Confucio y Sócrates; los principios de las sociedades liberales, democráticas y las llamadas avanzadas y sobre todo, el progreso que se hereda de unas para otras generaciones y por todo, el derecho ilimitado que el hombre tiene en el aprovechamiento de las fuerzas naturales y de los productos de la tierra y bastará esto para afirmar, que el hombre es heredero de todo el universo.
793. Pero no es lo mismo que el hombre herede del hombre, que heredar del espíritu, porque lo primero es de egoístas: lo segundo de altruistas; y en ley, sólo debemos heredar del espíritu, porque el espíritu sólo puede dejar en herencia, el fruto de su sabiduría, que será equivalente, al grado de su amor.
794. Porque los hombres heredaron al hombre, hay el terrible desequilibrio que la humanidad experimentó, no siempre, sino desde que delinquió levantando dioses y religiones, los que necesitaron propiedades materiales que se disputaron con los otros dioses y sus sacerdotes heredaban; y para no despertar sospechas, permitieron que también heredaran los guerreros y luego los magnates y más tarde, heredaron todos del hombre y quedaba establecido un derecho irracional, contrario a las leyes naturales que podían conocer y en verdad heredar sólo el hombre al hombre, es contra las leyes divinas, que nunca conocieron, porque en cuanto asomaban a sus conciencias, las enlodaban con la pasta del famoso zapatero.
795. Tan pronto como heredó el hombre al hombre, empezaron necesariamente las clases, y las clases son una injusticia, y con esta injusticia quedaba de hecho declarada, la guerra sin fin.
796. Remontándonos al tiempo de Adán y Eva, encontramos por el Sánscrito, cuatro clases en la sociedad; pero en esas clases, hay tantas clases como hombres y mujeres, que necesariamente habían de odiarse unos a otros; y el autor del Sánscrito para atenuar todo aquel desbarajuste, estableció la ley de la beneficencia, la que también ha sido acaparada por la religión 666, bajo el nombre de Caridad, pero dogmatizada, para ser el baldón de los hombres.
797. Los hombres libres, han argumentado con argumentos naturales irrebatibles, de lo irracional de la herencia y por lo tanto de la propiedad privada: los misioneros y mesías y los profetas y los apóstoles del último de los mesías, se han mostrado en todo en despego de herencias y propiedad, no teniendo ninguno, (como decía Jesús) ni donde reclinar la cabeza. Pero las religiones y sus instituciones, más se han obstinado en mantener la propiedad, llegando al colmo el pontífice Hildebrando Gregorio VII, el que por cartas y por la fuerza, requiere a todos los reyes de la tierra y a los señores, que “todo es de San Pedro y el que no se lo da, es un ladrón de la Iglesia”.
798. ¿Pero qué absurdo tan singular es este? Hildebrando que reclama todo el mundo en lo material para la bestia 666, proclama el celibato por el que los sacerdotes debían ser castos y puros como los ángeles, no debiendo tomar de la materia, ni aun ese divino precepto de la promiscuación del hombre y la mujer, único por el cual puede existir el hombre, y, sin embargo, por todos los medios requiere todos los bienes de la tierra para la iglesia de los célibes, castos y puros, y aun se apoya en un dicho atribuido a Jesús, pero que no lo dijo, y si lo dijera, Jesús habría faltado a sus deberes de misionero; pero Hildebrando se apoyaba en sus pedidos, diciendo: “Porque si recibimos el derecho de administrar las almas, también tenemos el derecho de los bienes de las almas, los que no pueden retenerlos los enemigos de la iglesia de San Pedro, a quien le fué conferida toda potestad de atar y desatar... Embusteros... No denigréis a Jesús, porque Jesús no podía sentar principios tan absurdos y la ley habría recaído más terrible sobre él, que sobre otro cualquiera, porque Jesús sabía, mostró con el ejemplo, que cumplía la ley.
799. En cambio, fundamentó Jesús la herencia igual de todos los hombres; pero también igualmente, requirió para esto el trabajo: y hemos de saber, mejor dicho, han de saber todos los hombres las palabras que dijo Jesús, porque prometió repetirlas y las ha repetido en espíritu y en tanto rigor, que llega a condenar al apóstol predilecto, por dos pasajes que adulteró, el de las bodas de Canaán y el de la cena.
800. Jesús había heredado del espíritu y nada nuevo venía a decir ni instituír, sino a proclamar lo anunciado y prometer su cumplimiento; y hasta lo que llaman el “Sermón de la montaña”, como el “Padre nuestro”, los encontraréis en el Sánscrito, si no con las mismas palabras, sí en el mismo fundamento; y por tanto en un caso, como en otro, era contra la religión; porque con eso, al hombre se le enseñaba a orar, fuera de los templos de piedra.
801. Lo que sí dijo fijamente, Jesús es: “La casa de mi Padre tiene muchas moradas”; lo que es desmentir rotundamente a la religión 666, que sólo le da dos moradas, el cielo y el infierno, porque, aunque añade un purgatorio o limbo, estos son lugares intermediarios. ¡A esto reducen toda la grandeza del Creador, que sólo tenía como universo esos pedazos de tierra, donde hoy se barre la inmundicia con las escobas de bayonetas!...
802. Sí, la casa de Eloí tiene muchas moradas; infinitas moradas; y nos lo asegura él mismo, en el concierto firmado por Abraham, diciendo: “Los mundos son infinitos y el hombre ha de vivir en todos los que existen, pero la creación sigue y no se acaba”. Y llamó hijos a los ángeles y los demonios; lo que quiere decir, que como los demonios no deben vivir con los ángeles, ha de tener moradas para todos los grados. Esto, ya hoy es una ciencia, una filosofía de la razón y la astronomía nos lo confirma hasta con la fotografía; y eso, que aun no ven nuestros telescopios más allá de un milímetro del infinito universo; pero no importa, la razón que es matemática pura, alcanza mucho más allá y por ella han hecho los astrónomos planos geográficos matemáticamente, señalando el punto donde se debía encontrar un mundo y todos los telescopios siguieron la indicación de Kepler y lo encontraron, con unos milímetros de diferencia; y esa diferencia, es seguro que estaba en la imperfección de la matemática positiva y no en la matemática pura, en la razón, y dicho de una vez, en el espíritu. ¡A que no me desmiente Kepler, si digo que vió ese mundo o estrella en su conciencia; en su archivo: por su espíritu; que desdoblado del cuerpo lo vió y lo midió? Esa es la ley y la facultad y la potencia del espíritu. Y es porque, “El hombre ha de vivir en todos los que existen”, dijo Hellí.
803. Pero la ley es tan inexorable, que exige al que juró el error, lo deshaga por sí mismo, o presencie cómo lo deshace la justicia y es este el caso terrible presente por el que pasa la tierra; y los que hicieron la religión la anulan y deshacen la propiedad privada, que sólo existe porque existen dioses y religiones que hoy no pueden resistir ya el empuje de la ley y caen como casas socavadas por la corriente impetuosa de las aguas del progreso fraternal universal, con el que el hombre rompe fronteras y borra los dominios estrechos de los estados civiles y religiosos, declarando un solo estado, el del pueblo universal con gobierno del pueblo y para el pueblo en la ley de amor, de la comuna.
804. En la comuna, nadie es propietario más que de su sabiduría; pero los frutos son del común y nada puede faltar a nadie, aun cuando el mundo llegue a tener los habitantes que le pertenecen por su área productora, diez mil millones. Pero es porque nadie hereda al hombre y todos heredan del espíritu, su luz, su fuerza, su potencia, su sabiduría y su amor, que todo esto es común en toda la sociedad del espiritismo, que es el universo todo y cuyo presidente, fundador y propietario, es el Padre común, el único Eloí.
805. ¿Dónde han encontrado los hombres, fundamento para hacer la propiedad privada? ¿No pudieron ver su absurdo, en que el sol baña por igual las tierras todas de una nación y pasa las fronteras e igualmente los baña la lluvia que cae sin distinción en una y otra parte; el viento corre igualmente los continentes; los mares rodean unos y otros continentes, y por fin, los hombres nacen de igual manera y por igual modo y hasta tienen los mismos miembros? ¿No ven que todos a todos nos complementamos, siéndonos necesarios todos a lo absoluto, para la vida de sociedad y para los progresos materiales y aun hoy sabemos, que esa única unidad, es totalmente necesaria para el progreso espiritual? Luego las clases, la propiedad privada y su causa las religiones, son un absurdo; son contra la ley divina; son contra el espíritu; son contra Eloí, del que únicamente hereda el espíritu y por lo tanto, para que el hombre llegue a su Padre, sólo puede heredar del espíritu: esta es la ley.
Libro: Los extremos se tocan
Autor: Joaquín Trincado