Marzo 17 de 1912. Hora 20. (Portillo)
- EMEDELACU
- 22 nov 2024
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Paz, amor.
Venturosos días… Benditos del Padre, benditos de su amor, benditos los hijos del trabajo que se imponen el sacrificio y no titubean en la lucha del espíritu y de la materia a la vez y causáis la alegría de vuestros hermanos de toda la Cosmogonía.
Benditos sean los continuadores de la Obra de Redención, para conseguir la implantación del amor, única ley.
Hora es que la luz se haga y que el hombre sepa de donde viene y a donde va y camine con la luz en la frente y sin temor porque el hombre es la potencia máxima de la naturaleza cuando tiene conciencia de sus hechos; cuando sale del instinto para entrar en posesión del sentir y por el sentimiento se hace hombre y hace triunfar el amor, ora como espíritu, ora como hombre, el sentimiento del amor, lo eleva y lo lleva al Padre. Ese es el proceso eterno.
Más, ¡oh hombres de las religiones!... Sabéis que tenéis un credo absurdo e irracional en su composición y más irracional en la práctica: pero absurdo y todo, tiene un principio, porque no se ha podido ocultar que en él se os hable del Juicio, aunque anuncia la resurrección de la carne, que en forma parabólica os recuerda que: “Vendrá el hijo del hombre y llamará a Juicio y vendría entre truenos y nubes de fuego”. Esto fue anunciado por todos los Mesías, pero con más intensidad moral fue anunciado por Jesús. Más los hombres de la supremacía; los hijos del polvo, no han dejado de recordar el Juicio para aterrorizar su grey y ellos se olvidaron que en realidad llegaría el día fatal; olvidaron la ley de amor; olvidaron la igualdad de los derechos y apropiándose de la supremacía, para hacer resucitar la carne a las pasiones de todo género y, el pueblo; el pueblo prejuiciado, queda al olvido de los derechos primordiales que la ley natural le da y que han sido arrebatados por la apropiación de la supremacía que solo aprovecharon para subyugar; para esclavizar y solo de amor hablan, ante la pasión carnal.
Más el pueblo, no es olvidado de Dios; se ha descarriado; pero es trabajador y el trabajo prepara el alma siempre dócil para la enseñanza sublime; para sentir los latidos del verdadero amor y el pueblo los sintió y sacude su pereza, despierta de su letargo a la voz de amor y se siente revivir en su espíritu; y se siente renacer en la fraternidad y se siente atraído por la libertad y acude al llamado del espíritu, porque su espíritu está vivo, sólo está agobiado y se vivifica al sentir el rocío de la influencia de hermanos.
El pueblo, se ve privado de las cosas que produce, no porque el Padre no esté con él, no porque no tenga derecho al producto de su trabajo; no porque no le sea lícito disfrutar por igual de los beneficios de la naturaleza; no porque no sienta deseos y ganas de un bienestar mejor; sino porque los supremáticos de las religiones se han apoderado de la ley en su provecho y con perjuicio de la mayoría y ellos han acumulado los tesoros del trabajo, dando parte a los supremáticos civiles para tener su poder y luego sujetarlos también a ellos con la malicia y con la intriga, poniendo a cada instante enfrente del que quieren humillar, a los otros favorecidos. Así han arruinado y hecho vida miserable al pueblo todo en lo material y luego en lo espiritual, pero llegó a comprender la trampa grosera, que solo subsiste por la fuerza y el terror.
Más ha llegado la hora. No más injusticia. No más opresión ni en la tierra ni en el espacio y no hago distingos entre civiles y religiosos, porque ambos a dos, se confabularon en la opresión y ambos a dos, en el mundo recibirán el pago a que se hicieron acreedores; porque, los pueblos han despertado y buscan sus derechos, como los veis avanzar en las grandes naciones, llegando el obrero a la mayoría en las legislaturas.
¿Qué les falta para el verdadero y definitivo triunfo? Acatar la justicia de la ley, no del cetro y la corona, sino la ley del “Código de Amor” que se escribe con tinta de la Cosmogonía que es amor; porque la ley del cetro, está escrita con sangre y ésta reclama la vindicación. Pero aún el estado civil siendo tan triste su historia, puede fácil lavarse porque las manchas que tiene son de imposición por el cetro pontificio, que en nombre del derecho divino se impuso, con hechos que horrorizan y que se lavan con dificultad, porque son hechos en nombre de Dios y su orgullo les ciega. Por lo que, la paciencia mostrada por el Padre, les ha hecho creer que la justicia no llegaría; y, hoy les sorprende en los momentos más desprovistos y claman por su supremacía y arremeten contra la ley; pero ésta en inexorable, cuanto el Padre fue de misericordia y espera.
En todas partes hay hombres de ideales, pero todos tienen un principio, que, si en realidad es igual, no puede aún unir en un solo haz a todos los hombres, porque les falta en ese principio una esencia que el prejuicio y la supremacía mató; les falta el ideal del santo y puro amor fraterno.
Más… ¡Poco os falta hombre de la lucha! Lucháis (y es justo que así sea) por el pan de vuestros hijos y lo conseguís apenas y a costa de sangre porque debíais ir unidos en amor fraternal, sin creeros unos a otras razas superiores, porque en verdad, sois flores del mismo jardín.
Venir con nosotros, hijos laboriosos del Padre y oír a los espíritus de amor y conseguiréis lo que pedís porque tendréis fuerza en la unión fraternal.
Vosotros ¡supremáticos! Sabíais que la fraternidad es el lazo de unión de todos los hombres; y si ésta no la habríais dogmatizado, habría llegado la paz al mundo hace cuatro siglos. Pero con ella, no podíais ejercer vuestra condenada obra. Hoy, el pueblo la presiente y los separa solo el prejuicio de vuestros absurdos, por la división que habéis hecho en franjas de un microscópico mundo y la proclaman los hombres a vuestro pesar y, el día está cercano de la unión de los hombres, por su constante labor, por su sacrificio, por su abnegación y porque se han atraído el amor del Padre y Él les mandó el misionero bajo el honrado traje del obrero al que le entregó su contrato y en justicia ha recibido el encargo de hacer la fraternidad entre la familia de la tierra y, ya firman la solidaridad con las familiar infinitas de toda la Cosmogonía, que son las “Otras ovejas que tengo que apacentar” como en parábolas os dijo Jesús.
Sí, pueblo; a vosotros llegó ya el combustible en la idea de unión, pero el prejuicio aún no os deja comprender la latitud de la palabra fraternidad; porque los himnos que cantáis, aún son del polvo de la tierra que aún gime esclava de la tiranía y dividida en franjas.
Cantáis un canto de libertad con entusiasmo; pero la ignorancia y el prejuicio os hace cantar “Abajo los opresores” y esto no es principio de amor y por esto no conseguís el mejoramiento que pedís en justicia porque, las armas, compradas con vuestro mismo sudor, las manejan los opresores civiles y religiosos y ganáis poco a costa de mucha sangre, que amarga más vuestro estado, que la poca dulzura que lográis en el mejoramiento.
Buscáis la justicia del polvo y el polvo os envuelve en su asfixia. No es ese el principio santo: “Amaos los unos a los otros” el oprimido y el opresor, porque todos en la justicia del Padre tenéis la pena y el galardón y no es el hombre el que ha de castigar al hombre, ni venimos a quitar una tiranía, por otra tiranía.
Por el amor, los pueblos serán una sola familia y el amor será el protector; pero no miréis sólo la fraternidad por el cuerpo, porque éste es traje de un momento y se queja de la picadura, porque siente los gérmenes patógenos que le envenenan la existencia; y como está vivo, como materia, solo entiende de materia su instinto animal, solo reconoce el derecho material y el derecho para vuestras aspiraciones, no está en la materia; porque tu yo, que es el que te enseña los principios de libertad, siempre vive; siempre está en acción porque vive del polo positivo. La acción de la materia es pasajera y vive del negativo. Vuestra alma, neutral equilibrador recibe las impresiones del espíritu y está en el positivo, que es la vida eterna.
Aprender a amaros todos y ser precoces en la lucha y el triunfo del espíritu hará la vida dulce a la materia. No prevariquéis de las vibraciones que del espíritu recibís; sostener los conceptos con denuedo, hasta que el mundo todo oirá la palabra Amor y todos tengan el amor por ley, porque el hombre que vino entre vosotros trae el código del Padre, cuya constitución única es Amor.
Oíd al misionero: él os dirá, que el espíritu vive eternamente y la materia es secundaria, desde que el espíritu tiene conciencia; que el espíritu vive en todos los mundos infinitos de la Cosmogonía y que, en todos, el amor es ley; que la diferencia que notáis, es solo aparente y momentánea; que las religiones, empequeñecen al hombre y a Dios; que la Iglesia Universal, es el Espiritismo; que el Espiritismo es la comunión de los hombres y los espíritus; que, en mundos elevados, el espíritu camina del brazo de su materia. Os hablará de esos hombres dobles, que estando en un punto con su cuerpo se hacen visibles y conversan con otros en lejanas tierras y apartados mundos; él os dirá, que el principio es uno, porque el Padre es uno y la substancia una; y cuando os perfectéis de ese axioma, en vosotros veréis las facultades que tenéis y coronaréis la obra con el amor, porque amor es la ley; porque amor es la palabra en todos los mundos; porque amor es… Dios… que os dijeron las religiones. El Padre ELOÍ que os enseña el Espiritismo.
Y vosotros luchadores de la justicia… Mirad con arrogancia y coraje al enemigo, con la confianza del poder que se os ha entregado con el principio de amor que proclamáis; y, tú… que has “buscado a Dios” y lo has encontrado “en su asiento” en el santo principio del amor, sabes que es un arma invencible que nadie ni nada puede negarlo en la razón, cuando en la razón lo has encontrado. Sabes que por el amor y para el triunfo del amor se te ha entregado la justicia basada en el Amor, para que luchen denodados hasta implantarlo y, ya sabes que el explosivo que has de usar es el amor, que se enciende al fuego del convencimiento y lo abrasa todo y todo lo acrisola: éste es el fuego que dijo Jesús.
Luchar y coronar la obra con la palabra Amor, es el mandato que traes, porque el amor, todo lo santifica; el amor todo lo iguala; el amor hace justicia y el amor todo lo hace grande e imperecedero.
Pero, vosotros, hombres, que tenéis el prejuicio que os anonada y que os hace ver que después de ésta vida de fatigas, de descalabros, de miserias y de baldón, solo os espera uno de los dos extremos del dogma religioso, el cielo o el infierno; pero como sabéis que a la gloria no podéis llegar, porque sólo los poderosos, los sometidos a la infamante supremacía lo consiguen y pocos de la masa común lo pueden conquistar, os decepcionáis, porque solo el infierno eterno, después del verdadero infierno de una vida de sufrimientos os espera.
Olvidar esos absurdos principios que denigran a la humanidad y hacen del Creador un pigmeo y un tirano. Oír la voz del Espiritismo Luz y Verdad que en libros os darán y veréis la potencia (mágica si queréis) que vuestras almas tienen para elevaros del terrón que os sostiene y cantaréis la victoria y el himno del amor universal, el himno de la vida eterna, en vez del himno de guerra que cantáis para mejorar por la fuerza un poco la situación de la materia y que no podéis conseguir, por lo que ya os he dicho, y porque todo es justicia que comprenderéis, cuando comprendéis el “Código de Amor”.
Aprended éste, luchad por éste, que nosotros estamos de anticipado para la estabilidad; y aunque hoy lo decimos en un solo hombre, él os lo dirá a todos a su hora, porque para eso ha venido y la obra será coronada por el amor que todos abrazaréis y de él os coronaréis.
Pero ahora se os llama a Juicio y se os recuerda lo de los cuerpos que han de resucitar. No son los cuerpos materiales, pues la materia está en su centro y cumple su ley; está escrito y anunciado el Juicio y los supremáticos lo han vestido del color que a sus fines ha convenido; pero la justicia se cumplirá al deseo de los prevaricadores; esos son intérpretes apócrifos; nuestros intérpretes son los que dicen la verdad, porque tienen su fundamento en la verdad única, en Creación única con toda la Cosmogonía.
Ellos os hablarán de la sabiduría de la Cosmogonía; del cumplimiento matemático de sus leyes; del poder del Padre, por su ley única ordenada, que es, el amor con todos sus derivados.
Ellos os hablarán de esos mundos, de sus humanidades, de sus perfecciones, de la comuna que los rige, de la ley de amor que los engrandece y que, siempre hay más allá de donde llegan, porque el más allá, es infinito, como el Creador.
Os dirán, que el fuego material de que el credo religioso os habla, basta una simple chispa para producirlo: pero el fuego de la razón, solo puede brotar del corazón que siente la grandeza de la ley de amor y éste es fuego sagrado que deseamos haga presa de los corazones todos.
Más los hombres, en su supremacía, han encendido el fuego de las pasiones, del que resultó el fuego de las hogueras donde se quemaron los cuerpos de los pensadores; pero la ley es inexorable y tiene que purificar aquel fuego, con otro fuego de su especie que purifique a la tierra y borre las manchas de sangre que el agua no puede borrar, pero sí cubrir después de haberlas desinfectado del germen de polilla que el contacto de la mano sacrílega, dejó depositado.
Pero el fuego anunciado para el día del Juicio, no es el fuego que consume los organismos; es el fuego de la sabiduría que viene de Sion en forma de lenguas que nosotros hablamos por los médiums, hombres privilegiados por sí mismos; por su esfuerzo; y la labor que cumplen es por ley y no por gracia.
Esas son las lenguas contenidas en las profecías, que depositan en el Juez la verdad, en testimonio de que él está en verdadero conocimiento de esa misma verdad, por lo que, él os dice de dónde viene y a dónde va, lo que nosotros confirmamos.
Él os dirá; que no sois seres perdidos en la Creación y que las lenguas de fuego que a vosotros llegan es la luz del espíritu con la que volveréis triunfantes de vuestras luchas.
Él os asegurará que esas estrellas que titilan sobre vosotros son el inmenso laboratorio donde él se satura del amor, de los conocimientos de las humanidades, de la formación de los mundos y de justicia de la ley, de cuyo conocimiento el hombre se eleva al grado de Mesías y os deja el camino abierto y jaloneado.
Él os asegurará, que el hombre es el Universo en microscópica figura en cuyo cuerpo y espíritu (que es una sola substancia) podéis estudiar y comprender el Universo en todas sus funciones hasta adquirir por la fuerza de la convicción la facultad de desdoblaros y caminar por la tierra, mientras vuestro espíritu está estudiando y os da las impresiones de lo que aprende en puntos lejanos; porque el estudio y conocimiento del Universo es beneficioso, porque sabréis repartir las horas que a la tierra aún rigen.
La ley de Amor se os da por un acto de justicia que hace muchos siglos fue anunciada; más ¡ay de aquel que se haga el sordo a la trompeta que es éste llamado y no prepare sus cuentas!... ¡Ay del insensato que no crea la verdad del Juicio que se está celebrando! Rodará por su propia gravedad al mundo de sus afecciones.
Perecerá por su voluntad en su ignorancia y caerá sobre el borde del río impetuoso de color de sangre y que es fuego de pasiones y de él lo barrerá el huracán furioso y lo hundirá en el fango ensangrentado de aquel río receptor de la lava de los volcanes y en el que solo dragones deformes y fieras viven en común y en continuada lucha con los caídos allí por la soberbia de la supremacía y no es declarar esta Verdad, hacer el Coco a los niños, sino que, en justa ley, esto sucederá, hombres… Esto sucederá, espíritus, que en legiones corréis despavoridos, pero que aún se os brinda con el amor. Y si contestáis con el odio; si lanzáis la ponzoña al que os ofrece el néctar apresuráis vuestro fatal momento. ¡Oídlo!... ¡Por el amor del Padre, oídlo!... Se os desterrará al río de fuego y los dragones, con los que tendréis que disputaron la supremacía y como refrigerio, después que triunféis del dragón, entraréis en el bosque que lóbrego, donde el reptil es el mullido lecho que cobra sus servicios chupando la sangre espesa que alimentará vuestra vida de bestias, teniendo conciencia del bien que habéis perdido en la tierra por vuestra voluntad. Esta es la vida común para los soberbios, para los tiranos, para los que no acatan la justicia del amor… Pero… Para vosotros, espíritus mistificadores, hipócritas, mentirosos, perversos… Para vosotros, es la justicia más horrorosa aún, pues sobre lo descripto, qué habéis de pasar, para vosotros está el mamífero que os atraerá engañados por su disfraz y os tragará y entonces recordaréis vuestros hechos, porque vuestro espíritu recordará las burlas que hacéis de nuestras advertencias y gritaréis sin que podáis ser oídos y os creeréis olvidados.
Aún hay tiempo: no os falta más que un esfuerzo de voluntad, oíd la voz del Padre, pero por la voz del juez que en ley se os dio, para libraros de esa morada que os habéis labrado por vuestra obra y lo tenéis justificado, ora por la justicia, ora por el Eclesiastés de todas las religiones y ora por vuestra misma ofuscada conciencia que toma el camino aun antes de la sentencia. Pero, no huyáis, porque a vuestro pesar habéis de comparecer y justificaros ante el hijo del hombre, porque no burlaréis la justicia y sólo entonces el Dante os dirigirá el punto de vuestra afinidad, que para ello os describió aquellas moradas.
¡Ay de vosotros hombres de la tierra que os hacéis sordos al llamado del Espíritu de Verdad, que desatendéis la voz del Juez que trae el Código de Amor! El Juicio queda hecho y tomaréis el camino que habéis querido; más, ¡Ay de vosotros, los que invocáis al Espíritu de Verdad con el espíritu en tinieblas! ¡Ay de vosotros los que llamáis a los espíritus que ahora son desterrados y que no oís más que el consejo frívolo y denigráis al que os da la voz de alerta porque no está conforme con el Espiritualismo amalgama de cobardía!... Os llamamos a Juicio singular, porque escribís varias personalidades, ora como hombres, ora como espíritus, ora como espiritualistas, apócrifos cristianos… ¡Temblad, porque la hora es cercana!... Temblad, porque para vosotros hay una morada más cruenta, porque habéis querido tapar con la hipocresía, la luz que muchas veces refleja a vuestros ojos aun materiales; temblad, temblad, para vosotros la justicia es inexorable; y sabed que no me dirijo al pueblo, a la masa, sino a los amasadores de la amalgama; a los que no le han dicho que lo sacerdotes de todas las religiones viven en el error, sino que aun os cubrís con sus vestiduras y cabalgáis en el mismo mulo.
Os ha hablado el espíritu anunciado y descripto por Juan, que descendió en lenguas de fuego y a vosotros llegó y vosotros lo desechasteis; estas lenguas, están escritas sus palabras en el Código de Amor que el hijo de Sion o el Juez del Padre os trae y en él han sonado las trompetas que os dijeron de los ángeles y vosotros os tapasteis los oídos.
Seréis desoídos después del Juicio y huiréis despavoridos bajo vuestra vergüenza, hasta que en los siglos reconozcáis el amor y al portador del amor.
El oscuro hombre que os dio la alerta con la fuerte voz de Juan, que es la voz del padre, es el juez del Creador que el Espíritu de Verdad lo confirmó y él llega a los mundos de la Cosmogonía y os lo dice y no lo creéis, porque sois cristianos, espiritualistas, que no queréis ni podéis ver la luz, porque sois supremáticos. Pero he aquí que venimos los espíritus de Sion y lo reconocemos y lo afirmamos en sus principios, de los que no han prevaricado. Ese es el demoledor; ese es el que había de venir sobre nubes y carros de fuego; ese es el Juez y venimos a dar testimonio.
A decirle en su lucha ¡adelante! Que la justicia del Padre está con tí; a rememorarle los principios que sostiene, que son los jurados de Sion; a protegerlo en nombre del Padre y a confirmar sus sentencias.
He aquí, la venida del Espíritu de Verdad, he aquí la venida de todos los espíritus Maestros de todos los mundos, con los que está en constante comunicación, el juez representante.
Mi amor para ti. La paz para todos.
Che Auffer (en autos de Fiscal
NOTA TRASCENDENTAL
Para la historia aún no escrita. Para los Espiritistas racionalistas. Para los estudiosos. Para los hombres todos. ¿Estoy en mi puesto? ¿Desempeño el cargo de Juez en que se me confirma? ¿Es por el hombre o es por derecho de su espíritu? Que estoy en mi puesto; que desempeño ese tremendo cargo, aunque mi posición de hombre no parezca lo que a la supremacía quisiera, blasfemia sería negarlo y aun dudarlo. Más mi racionalismo no puede omitir nada que pruebe verdades de tales trascendencias y que a la vez confirme el derecho de quién y por qué se ejercen cargos y misión. Aprovechando pues, este aniversario, me dirijo al anfitrión y sea él quien descubra el secreto bajo su responsabilidad y así como dije y digo, lo doy al mundo espírita racionalista.
A MI PADRE JOSÉ
Allá en las altas montañas
De la Galilea esbelta
A dos de Nisaum del año veintitrés
Partió a mejor vida mi Padre José
Siendo de los años de Israel
Tres mil setecientos ochenta.
Éramos los hijos doce… Que tristeza…
Porque no todos estaban a su cabecera,
Pero por todos, estaba la gran María.
¡María! ¡Qué gloria es ser tu hijo!...
¡José! Si no lo fuera, ser tu hijo quisiera.
Y al ser, tus hijos… ¡Una docena!...
Alegra de fijo, a tu alma paterna.
Patriarca te llamó, tu propio enemigo.
El título es muy justo… Pero ¡Ay! Me aflige
Porque un sarcasmo se lee en tu efigie,
Pues lleva en la mano… ¡Un hijo adoptivo!...
¿Pues qué Jesús era hijo de un delito?...
¿Entró al mundo por la puerta falsa?...
¡Oh!... Mentira. Calumnia. Basta ya de farsa.
Hijo es de José y de María hijo.
Con sus seis hermanos y Jesús, no es Cristo.
Tú te fuiste José y nos quedamos
En la lucha del mundo. Pero María,
Era con su amor nuestra alegría
Y honramos tu nombre en el trabajo.
Al cerrar tus ojos, uno faltaba…
Pero él abría los ojos al pueblo esclavo
Que le dio el premio de los tres clavos
Aunque oyó el consejo, allá, en la Kábala,
No le arredró la cruz, ni el calvar…
Jesús fue fuerte y aun mofado Cristo…
Hizo honor a ti, que eras fuerte hombre,
Más yo, de la verdad en nombre,
Fuerte juré a Dios ser el Anticristo,
para quitar a Jesús la infamia, Cristo.
Los siglos han pasado, más no ha corrido
La flecha del reloj, pues marca ahora
El último segundo de la gran hora
De salvar a mi hermano, de ese apócrifo.
Mas la cruz es pesada… Y tú… Mi… Padre…
Dame tus sierras, hachas, martillos
Y esa cruz nefanda yo la haré añicos
Y tendréis paz tú y María, Madre
De Jesús fruto bendito de vuestro amor.
Que el amor que Jesús traía
Le entregó al poder maldito
De… malditos sacerdotes.
Ya están los hombres conformes
Y aún sentado en la justicia,
Que por la fuerza y no dotes
Nos mancharon del delito
De ese nefando leñote
De la cruz y del peligro…
¡Cristo! Que afrenta a mi hermano
Que el amor y la Justicia
Traía en la frente y mano
De allá… de allá… de Sion,
Más de allá he llegado yo
Y conmigo otros hermanos
Y traemos la justicia
Y ya hemos dado el pregón
Y tenemos el pastor
Y su garrote y su “chicha”
Y tenemos tu serrón
Y nuestra Madre María
Que da coraje y valor
Para ejercer la justicia.
Más… Una duda me queda
Y es hora que me la quites.
Yo sé que mi Padre fuiste
¿Más dime cuál de ellos era?
¿Matías, Cleophas o Eleazar?
¿O uno de dos que faltan?
¿Efraín, José o Ana?
¿Elizabeta o Andrea?
¿O Jaime Apóstol de España?
Regálame, necesito…
Esa arma para el combate
Y estableceré el contraste
Entre la realidad y el mito
Y al toque de… redoblante…
Diré… Mentira es el Cristo
Porque a Jesús yo lo he visto
Colgado de los tres clavos
Y juré sobre el Calvario
A Dios, ser el “Anticristo”
que el mito Cristo es mentira
y con ello sobreentienden
Según los hombres entienden
En Anticristo… VERDAD.
Espíritu de Verdad.
Que amas como yo a Jesús
Enciende, enciende tu luz
Y quememos esa cruz
Y yo, diré la verdad.
Libro: Filosofía Enciclopédica Universal Tomo II
Autor: Joaquín Trincado