Los Celos de José, sus causas; Párrafo 2
- EMEDELACU
- 4 jul 2024
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Debo insistir y dejar sentado aquí que José era hombre en toda la extensión de la palabra y no fue deshonrado por María en adulterio, como no habría más remedio que lo fuese si los relatos a ellos atribuidos por los Evangelios fuesen en verdad ocurridos.
Excluyamos de un golpe al padre de la parcialidad que esos relatos representan, porque no puede ser el Creador parcial con ninguna de sus criaturas y descarguemos también a los evangelistas de los cargos que podrían resultar contra ellos por mentir en las cosas del Creador, porque ellos no podían escribir y no escribieron tamañas mentiras, aunque su rudeza no les permitiera relatar los hechos con fina literatura porque no la poseían (recordar que eran de la clase trabajadora) y porque también la lengua era pobre en sonidos. Pero en su rudeza, precisamente el testigo de su inocencia en esos delitos que fueron cometidos en el siglo III después de la Alianza de las Religiones y cuando ya no existían ni los Apóstoles ni los discípulos de los Apóstoles de Jesús.
Pero vayamos a los hechos. Si como pretende el Dogma Católico florece la vara en las manos de José en sus desposorios y sabe que la que toma por esposa ha de ser virgen siendo madre por obra y gracia del Espíritu Santo, José, aunque sea el varón Justo elegido por Dios como atestiguan los mismos Dogmas, falta al celarse de ver a su mujer preñada.
Si José es casto por voto hecho y María ha de ser Madre sin obra de varón, falta el primero al voto hecho al celarse, porque el celo representa que la pasión vive y donde la pasión vive no puede haber continencia, porque el celo denuncia deseo y el deseo es falta de hecho según la Teología y también según la razón.
Si José ha prometido al unirse a María, servirle de cubierta a su maternidad, falta a su promesa al querer retirarse, pero es más grave la falta de los sacerdotes que pretenden saber de antemano que María sería Madre de Dios y temen sin embargo que se resienta la Ley Social al ver preñada a una virgen, aunque sea el Dios Todopoderoso el que lo quiera así.
Si la Ley Social se basaba en las Escrituras y estas contenían el Nacimiento del Salvador de una virgen, el pueblo lo sabía porque se lo enseñaban las Escrituras, ¿a qué exponer a una niña a que quebrante su virginidad, entregándola a un hombre de trabajo, que como hombre frágil ante el aroma de la belleza y juventud de los 16 años, que hace renacer el deseo de su posesión, aunque fuera si posible es Santo, que no lo hay más que el Creador? Y reto a toda humanidad a que por la ciencia y los hechos demuestre fisiológicamente y sostengan lo contrario.
Lo que hay es que nada de esto sabían los sacerdotes de entonces porque si lo hubieran sabido, muchas rameras había y hubieran puesto muchas más, a fin de que los hombres no desearan a las vírgenes doncellas, esperando que de alguna naciera el que esperaban y aún esperan y no de una virgen, pues los que aún viven en aquella religión tienen y les es permitido más de una mujer, lo que equivale a decir que todos esos Dogmas son un absurdo.
Haciendo a José Casto y Padre Putativo, forzoso es confesar que toda la ciencia, a María adúltera, porque la ciencia no admite ni puede admitir el nacimiento de un ser más que por la Ley general y única; por la unión de dos seres de los dos sexos y sólo así lo quiere en su Ley el Creador, que si es Todopoderoso, no puede hacer absurdos ni cambiar la Ley que una vez dio, lo que sería por lo contrario creerle un comediante, un sin razón y el Creador no es esto, pero sí lo son todos los Dioses de las Religiones, porque son los mismos sacerdotes.
La Providencia sabía, porqué Providencia son los Espíritus de Luz que viven en la Luz del Creador, que se dirían todas esas patrañas de sus hijos, los Mesías y Misioneros y lo sabían por la experiencia de hechos anteriores y porque conocían la malicia de los sacerdotes que los Misioneros y enviados venían a derribar y no dejaron pasar inadvertidos los celos de José, para en su día justificarlo como hombre en la Ley de los hombres y como Padre en la Ley de los Padres, de Jesús y seis hermanos más habidos con María y otros cinco que tuviera antes con Débora, con cuyos doce hijos se recordaba y renovaba en José el Patriarcado de Jacob, que precisamente renacía el último y sería testigo ocular de los hechos cuya historia rememoraría 19 siglos más tarde cuando vendría como estaba anunciado siendo el Anticristo, desfigurado por los mismos que desfiguraron a sus Padres y a su hermano Jesús.
¡Benditos celos de José!, porque, aunque es un defecto de hombre, hoy son arma inquebrantable de que fuiste hombre como los otros hombres y yo estoy satisfecho en ponerte en tu lugar, como pongo a todos mis hermanos, para conocimiento del mundo, de que fuimos tus hijos por la Ley general de procreación, engendrados por ti, siete con Jesús y Jaime en María y cinco con Débora.
Ya te dejo justificado como hombre y Padre y a María como mujer y Madre y la larga prole que de vosotros fuimos nacidos y bajo vuestra égida siempre estuvimos y el reconocimiento del mundo, que no nos conocía, nos pertenece en Justicia y así lo pedimos.
Libro: Vida de María
Autor: Joaquín Trincado