Desde Américo Vespucio hasta Napoleón
- EMEDELACU
- 12 jul 2023
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470. La ley no reconoce ni tiene imposibles; y sus agentes, las leyes de afinidad y justicia, son implacables y coloca a cada ser en su ambiente y lo traslada en su tiempo a donde tiene sus afines y esto lo realizó Vespucio, llevado por la ley.
471. No es la tierra pisada por Colón la prometida a Moisés; pero sí son aquéllas con la América del Sur, las islas apartadas que Jehová mienta por Isaías, llamando a Jacob, para que vaya a llevarles la palabra de Hellí, que aun no habían oído de la ley del Sinaí, y recordarla que al expirar Moisés, mandó su sucesor que fuera a tomar la tierra prometida. Américo, es aquel ordenado y la tomó, cuando era su tiempo.
472. ¿Creéis que el pontífice, o lo que es lo mismo el Cristo, no lo hubiera impedido?. Bastéos saber que aun en pleno siglo de las luces, ha querido detener el progreso de la luz y acortó su paso con su arma, la calumnia, por la excomunión, pero no la detuvo y aun con esas excomuniones contra ley cantaba la ley, para que el detractor confesara al Anticristo; pues en cualquiera de los documentos pontificios de Pío IX, podéis ver que dijo que esos inventos eran del demonio y del Anticristo y no se engañaba; y “pues si toda esa mágica obra del progreso luminoso y mecánico y astronómico, es del Anticristo”, ¡Viva el Anticristo! Han dicho los hombres, porque si los cristianos lo retratan de demonios, es seguro que es el ángel de la luz, aunque en Justicia sea el temido ángel del exterminio de los sapos y víboras del parasitismo religioso, porque es la única causa de la guerra y la rémora del progreso, por el cual son aplastados.
473. Si llamas al molinero, con él viene la harina; y por lo tanto, Colón y Américo, Ponce de León, Magallanes, Cortés o Pizarro, misioneros del polo más, no tenían más remedio que llevar el polo menos; porque no hay vida ni luz sin los dos polos, ni haréis el nudo, sin juntar los dos extremos. El trabajo de la sabiduría está en hacer el nudo en ley científica. La luz se producirá, regulando la resistencia y anulando aquellas que no deben entrar en el circuito, para el buen equilibrio. Y aquí os queda compendiado todo el trabajo de los misioneros, obreros de la ley; y si hay luz, es porque han ido regulando la resistencia, millones de veces movida por los instintos de los del polo menos, cuyo resumen en lo fragoso del trabajo, es el cristianismo.
474. Como la ley, repito, no descuida nada para que el polo menos no se opusiera al descubrimiento y toma de América, el Investigador, habíase metido en el Vaticano y no de fraile, sino de guerrero; y cuando vió por la elección ilegal, que había surgido Borgia, único capaz de estorbar no el descubrimiento, pero sí la toma de la tierra de promisión, lo entretuvo, poniéndole delante una infamia cometida por el representante de Cristo, que era el abandono y ocultación de su esposa y su hija Valencia, mujer engañada, puesto que casó con ella, siendo casado ya y viviendo esa mujer de la que tenía la famosa Lucrecia y dos hijos más, uno de los cuales, César, después de asesinar a su hermano el Duque de Valencia en los pasillos del Vaticano, aun logró colgar al Investigador del Padre encarnado en Juanucho, hijo del Conde San Severino; y César Borgia, como su asesinado hermano, eran cardenales, ministros de Cristo, cuyo representante era su padre Rodrigo Borgia, que conoceréis por Alejandro VI.
475. El celo y caridad cristiana que pondrían los Borgias en la persecución del loco Juanucho, lo podéis comprender en que Borgia sabía que la Condesa Elvira, su engañada esposa, le había confiado a su custodia, el original del acta de su casamiento; cuyo folio faltaba en los registros de la parroquia, desde la misma noche de la celebración, en la que apareció muerto el pobre curilla autorizante,... para que no hablara.
476. Juanucho, que después de un combate a espada con tres esbirros del pontífice nuevo, que iban a robar a la hermosa Valencia, para llevarla a su padre a que le calentara su frío corazón, como lo hacía sin escrúpulo, Lucrecia, después de este encuentro, digo, Juanucho ya era descubierto y la dama y la joven también, y hubieron de apelar a la fuga; y aunque fueron presos y heridos, sólo la Condesa murió en presencia del Papa, su esposo, de puñalada traidora, tras de la cual corrió el padre a consolarse en su hija Valencia, a la que amordazó y en ese estado estupró, llegando minutos más tarde Juanucho, que nadie se explicara cómo entró; pero sin perder tiempo, recogió aquella joven, viendo las huellas del estupro y en su caballo aun la salvó; pero para entonces, había Juanucho luchado y vencido a los Borgias en grandes batallas y era conocido por el Condestable. Amparóse, entonces, en Sinigaglia con aquella carga de desgracias, hasta que cayó engañado en la cuerda corrediza del verdugo César Borgia, el famoso Don Miguel.
477. Anotemos, por fin, que, mientras Américo se prepara en España al cumplimiento del deber que la ley le había ordenado, el capitán Juanucho, ya Condestable y curado de la herida que la última bala pontificia disparada en la derrota que les llevó éste, cerca del castillo de los Orsini, fué a Venecia para salvar a la Condesa y Valencia hubo de luchar para defender a Savonarola; y todo esto no era más que entretener a los pontífices, para que no pudieran prestar la mayor atención al nuevo mundo descubierto, ni interceptar que Américo, era veneciano, tomara la tierra que le había ordenado Moisés, que era el mismo que defendía a mosquetazos, parapetados en el altar mayor de San Marcos, el honor de Venecia; también aquí, los metafísicos, deben recoger cabos para aclarar la madeja.
478. La tierra de promisión ya está descubierta y entregada al mundo para refugio de los libres; el Investigador, colgado por los Borgias, su cuerpo es recogido y enterrado bajo un sauce, donde fué enterrado un libro titulado: “De Tribus Impostoribus” que fué descubierto y publicado más tarde; Los Borgias han desaparecido de la acción, en cuyo momento, el Cristo y su Iglesia entran en plena decadencia; el Espíritu del Anticristo Santiago, se presenta en el tribunal del Padre, a dar cuenta del estado de la tierra y hay acuerdo, de intentar la reforma del nombre apócrifo Jesucristo, neutralizando sus fuerzas bajo una nueva sociedad que se llamaría no congregación ni Iglesia, sino Compañía de Jesús. Al efecto, se elige a un capitán, al que se unirán en su día hombres sabios y entre ellos el Espíritu de Verdad, que tomaba, para el caso, cuerpo en Navarra y pasaría, (investido de poderes civiles y religiosos, porque de los dos necesitaba) a la India Oriental, para llevar el Decálogo y sacar aquellas gentes de la beatitud, que ya no correspondía a la nueva etapa y final del rol de la familia de la tierra. Todo fué cumplido, aunque después, esa compañía, cayera bajo el dogma de los pontífices y se sirviera de ella para sostenerse en su decadencia, mientras llegaba el cercano día de consumir los hechos; pero como el sostenedor estaría en el secreto de su sostenido, le serviría de freno a sus desmanes, porque llevaría a sus arcas la mayor parte del oro, producto de las prostituciones del Cristo; oro con el que ha hecho todos los destrozos del jardín de los misioneros y, la Compañía de Jesús, ha cumplido, siendo por esto, y a pesar de su parecer cristiano, el plan del Anticristo y por lo tanto el Anticristo, que es decreto de la ley del más, del polo positivo. Nadie negará que ya la fuerza no está en el Vaticano y el Papa blanco, sino en la Compañía de Jesús y su prepósito, o Papa negro.
479. Y es que los hombres rodearán todo cuanto les venga en gana, pero al fin, todos cumplen los decretos del Creador y su ley, contra la cual quieren luchar y luchan por la ignorancia y la presión o pesantez del polo negativo, que en cualquier estado y condición, es sólo la religión. Es cierto que cualquiera no puede estar en el secreto de los decretos del Creador, hasta que los hechos sean consumados, por que todos esos decretos tienen su base en su única ley, que es Amor y el Amor es sacrificio, al que la materia se resiste. Por esto, la ley no entrega esos secretos, sino muy paulatinamente y después de operado su decreto y por los hechos, el hombre ha sufrido el sacrificio y entonces puede hacer una ley en la ciencia, para que, al hacer otra vez aquel mismo hecho, lo hará ya con conocimiento de causa, en conciencia de que va a sufrir, pero que la necesidad le obliga y arrastra el sufrimiento, pero en sabiduría; lo que luego le da satisfacción, porque se sobrepone al sacrificio. Aquí admirar el gran amor; el máximo amor de la ley al ocultar a los hombres los decretos que habrá que cumplir; pero en la tierra ni en otro mundo, no son misterios, porque la ley los descubrió con muchísimos siglos de anticipación a los hechos, al que ella misma, en justicia, nombró su ejecutor, que para aquí, fué Shet, que ya conocéis en Santiago el Anticristo. Y no dudéis que está en la acción final o epílogo del tiempo de luchas y lo anunció desde su venida en la forma que podía dejarlo entrever y que ha ejecutado lo más importante en la demostración del progreso y por lo tanto, de la vida real de las cosas, en la etapa que ocupa este capítulo, empezado con la aparición como hombre en la tierra por última vez, hasta ahora, del Director, Maestro, Espíritu de Verdad.
480. Nacida la Compañía de Jesús y necesitando pulsar las fuerza que tenía el Cristo, para saber cuánto habría que forzarlo, hacer para que todo viniera justo al centímetro, gramo, segundo, para el momento del decreto máximo, en el cual, la tierra y su humanidad tendría que entrar en el perihelio de su día séptimo con la ley de Amor, el Maestro, el Espíritu de Verdad, el que únicamente está en el secreto de los designios del Creador, para las cosas del plano a su cargo, cuya sabiduría y luz es su sola luz y sabiduría...XAVIER... Sí, Xavier que en ley se hizo hombre en familia real, para tener, conforme al error de los hombres, puerta abierta en todas partes, llega a Roma, para que el mismo representante del Cristo, lo invista de poderes que no tenían los reyes, por lo que queda en todo este libro dicho; poderes religiosos, de los que, como hombre, necesitaba y se los dió; pero no se dejó dogmatizar; marchó a la India donde tenía el papel principal y único de llevar el Decálogo y marchó antes de que la Compañía de Jesús fuese dogmatizada; y él llevaba toda la autoridad que los hombres han dado a los pontífices, porque sabía, que como hombre, todo lo necesitaba y hubo de usar de su representación pontificia y de su abolengo real, para hacerse introducir hasta el Trono del Rey del Japón, sin cuyos requisitos, no habría podido.
481. Dejemos de lado las historias místicas y milagrería, atribuidas por sus historiadores, pues nada puede hacer el hombre ni el espíritu que no está en la ley, y nada hay sobrenatural; pero no han podido ocultar, que Xavier perdiera el crucifijo (en tanta estima lo tenía); pero han dicho que fué “para que un cangrejo se lo sacara a la playa”; ¡Qué milagros estupendos ha hecho el Cristo!... Pero en fin, eso no es nada comparado con el celibato, que sin usar los hombres del único medio que la naturaleza tiene para la procreación, pretenderían que los hombres siguieran naciendo.
482. El caso es que Xavier llevó el Decálogo, donde aun no había sido llevado y pulsó aquellas religiones y la cristiana y católica y sacó la cuenta de lo que había que empujar el Cristo, para que consumiera toda la maldad que quedaba de las religiones, ya que en sí había absorbido todos sus errores y primacía. Esto es justicia, porque con la ley divina no se juega a dar y quitar.
483. Como entonces ya era hora de que los hombres supieran que la tierra caminaba, poco después de dejar la tierra Xavier, mandó al que convenía para tal difícil enseñanza y es Galileo que lleva la revolución al dogma, porque probaba que la tierra se movía; y después de años de prisión por los mismos sacerdotes, le obligan a retractarse. ¿Pero qué importaba si ya estaba dicho, escrito y comprobado? Pero como Jesús no calló al pontífice Judío, tampoco Galileo calló al pontífice cristiano; y firmando lo que le presentaron, con caracteres de convicción, daba con el talón en el suelo y dijo: “A pesar de firmar lo contrario, se mueve”.
484. Por el mismo tiempo, asombraba el genio y atrevimiento de una monja en España; revolucionaria e indómita, hizo temblar los cimientos del catolicismo; y aunque de cuna noble en la que quiso (como Xavier) nacer, para tener puerta abierta en los tronos reales, aun fué encerrada en las mazmorras de la Inquisición, en las que no sucumbió, porque los enmascarados inquisidores (no por voluntad, sino por conveniencia, primero, y por miedo, después), al encontrarse con los títulos de nobleza y pase real de la monjita (por el hábito), no se atrevieron a ultimarla; pero le quitaron todos sus escritos que descubrían la maldad y error del cristianismo y contrario a todo ello, hicieron otros y se los presentaron, obligándola a firmarlos. Luego fué envenenada, de lo cual, aunque tardó algún tiempo porque sabía ella contener los efectos rápidos de la ponzoña, al fin, ésta la mataría. Esta es Teresa de Jesús, aquella Samaritana y aquella Iris que a Antulio le dieran en premio en Grecia.
485. Teresa, que actuaba en el mismo tiempo de Galileo, al ver que sus escritos eran mistificados por la Censura Eclesiástica y que de nada le servía su título de noble para sus aspiraciones de decir la verdad, comprendió que debía tomar otro derrotero y gastar (si se le dieran) todo el oro del mundo, haciendo lo que la época permitía; aprovechando de esto que los trabajadores tuvieran ocupación y pudieran llevar pan a sus hijos; y porque así, todos los que ella tratase, sabría dirigirlos para librarlos de las hogueras y las mazmorras de la Inquisición, que entonces empezaban a levantar sus llamas en España, para vengarse el pontificado de los desprecios de los Españoles hasta aquel siglo, debiéndole todo eso España (más que a Fernando e Isabel) al degenerado, por ser célibe, fraile Cisneros. Y el caso es que Teresa, (ya que otra cosa no se podía hacer) levantó conventos y más conventos, gastando así grandes fortunas, para que no fueran a las arcas de San Pedro y lo convirtió en pan de los pobres.
486. Ya sabía Teresa, que los conventos que levantaba eran sepulcros; y que cuanto veía, sólo eran prostíbulos, donde la lascivia de los célibes no tiene límites; pero mejor era que esos sepulcros cubrieran tanta podredumbre, para que infectaran menos al pueblo. Pero aun así, han apestado al mundo de prostíbulos, por el celibato y otros errores cristianísimos. Pero es que había que apurar al Cristo a que se diera prisa a hartarse de la maldad toda, hasta emborracharse, porque aun quedaba mucho que consumir hasta que produjera el más espantoso escepticismo; punto que el Anticristo anotaría para decirle al Dragón: “Has demostrado no tener vida más que en los bosques y entre las fieras; y ahora que tienes recogida en tí toda la maldad del mundo, irás a saciarte en el lago de azufre”. Y le echó la cadena al cuello.
487. La cadena la trajo Mendizábal (a) Don Juan y Medio. Y tal fué el rugido de la bestia y los zarpazos del Dragón, que dejó heridos a todos los reyes, sus cofrades, que representan aquellos 10 cuernos de que habla el Apocalipsis, conque se había adornado la tiara. Hoy, que con furia de impotente, meneó la cabeza buscando al que lo encadenó, se le ha caído el último cuerno al mar y agitó las olas, con tal furia, que, como estaba dicho todo, se agitó y sin conocerse, los hombres se matan. Pero son los hijos todos del Cristo y no hay quien los quite de la lucha, hasta que entierren ellos mismos la bestia y el Dragón. Entonces, la ley agitará su zaranda y envolverá la sangre y los cuerpos del delito.
488. Pero una vez que había sido encadenado por el español Mendizábal, eran sus bramidos tan fieros hacia aquel pedazo de tierra, que supo germinar tantos hombres indómitos, porque allí están los restos del Anticristo Santiago y su madre, sirviendo de abono a tan fuertes robles, sobre todo, desde el siglo 15, tiempo en que se cumplía la mitad del tiempo; es decir, la mitad del milenario, que aunque el Cristo reunió todas las esencias de su maldad en Torquemada, no fué más que un instrumento que le hizo consumir cuanto antes todas sus fuerzas, para caer en la postración de su decadencia pronunciada; pero aquellos actos de Torquemada, hacía salir de España todo lo más granado de la mies que se sazonaba y marchaba por su vertedero, a América, a preparar el jardín también en aquellas islas apartadas, donde a su tiempo llegaría el profeta de Hellí, para dar a conocer que fuera de él, no hay otro Dios.
489. ¿Relatar los hechos de la Inquisición ni enumerar todos los hechos del Cristo? No hay necesidad. Mucho han escrito y sólo sombra es de la verdad; pero los conoce el mundo y aquí se dice, lo más esencial de lo que no se ha dicho ni escrito, porque sólo de esta hora es; mas ya se dirá luego, mucho más, hasta la verdad suprema y absoluta; pero dejad que cese ese zumbido de los últimos cañonazos de esta conflagración, que es el final del reinado del Cristo, o del Dragón y de la bestia.
490. De los bramidos de esa yunta, sólo ha habido guerras por todo el mundo; pero aquí, para este capítulo, sólo he de decir algo sobre Napoleón, en el significado de verdad que llevaba en su principio, que está muy lejos de ser lo que muchos han escrito y pensado de aquel capitán.
491. El escepticismo, ya era peligroso en su grado máximo que había alcanzado en todo el mundo. El Papado, no aflojaba en sus fines de destrucción inquisitoriales y celibáticos, y en poco tiempo más, el mundo parecería una momia y era, precisamente, cuando se necesitaba el mayor grado de vigor, porque, lo que debía haber recibido la tierra desde el siglo 15, (el vapor, el gas y la electricidad), requería el máximo vigor y sangre fría; pero la rabia del Dragón y la sumisión de los hombres de gobierno, lo había impedido y ya no podía más esperar la etapa del progreso y se mandó a Napoleón a agitar el mundo para sacarlo de su agonía.
492. Napoleón había sido uno de los discípulos fervientes y lúcidos de Jesús; eligió para su centro, la Francia, que aun tenía el rescoldo caliente de los hechos de la pastora Juana de Arco. De allí saldría a todas partes, agitando, sin apropiarse de nada. Pero también le pasó como al molinero, que quiera y no, se le pega la harina; a Napoleón se le pegó la familia y la familia se la pegó; sus hermanos, que podrían ser gobernadores gobernados, se creyeron reyes, sin saber que el empleo de rey es de los más difíciles de ejercer; y sobre fracasar ellos, hicieron también fracasar a Napoleón, por que éste mantendría los tratados que impuso al Vaticano; pero sus hermanos reyes, creyeron más en el pontífice que en su hermano, y esto le llevó al desastre de Waterloo, como primero lo había llevado a la derrota. España, en donde en verdad, no tenía más misión que imponer una Constitución, dándole por ella el poder al pueblo, aboliendo el absolutismo; pues España, no sólo tenía rescoldo, sino fuego; pero lo tenía demasiado extendido y en vez de una guerra, necesitaba una mano de ayuda; pero aunque Napoleón se la quisiera dar, la niña francesa no las llevaba todas de buena ley, porque España le había dado lecciones muchas; pero como Francia tenía más santos que España, (prueba inequívoca de su amistad con la religión que los hace) oyó la voz del pontífice y quiso adueñarse del suelo español y Napoleón se vió envuelto en esa derrota que tuvo por rey y general al agricultor alcalde de Móstoles; una ciudad de 30 casas y sin más castillos que el corazón de aquel puñado de hombres armados con palos y hoces de segar, dieron el grito en Madrid y acabó en San Marcial, quedando los cuerpos de 200,000 franceses, abonando las plantas del suelo de Santiago el Anticristo.
493. ¿Pero quién dirá que España haya tildado a Napoleón?. Tildó a su hermano, llamándolo las gracias madrileñas con el apodo de “Pepe Botella” y dándole las manolas y chisperos, una serenata que no se la imaginó, con los enseres de cocina; únicas armas que tenían para luchar contra aguerridos franceses armados; y es que, en las luchas todas de la vida y hasta entonces, las batallas habían de ser nobles de cuerpo a cuerpo y al hombre o mujer prácticos en las empresas de valor, las escobas les bastó. No es así hoy, que las batallas son de a traición, donde la nobleza y la hidalguía están de más; pero Napoleón cumplió (aun derrotado) la parte que para España traía, que era iniciar al pueblo en su gobierno propio, por la Constitución; y quizás que las Constituyentes que España reunió en Cádiz, sean ejemplares para todo el mundo. Pero esto ya no hace hoy al caso; también aquella Constitución, como todas las de todos los estados del mundo, han dado todo lo que tenían y se necesitaba una Constitución única, como hubiera querido Napoleón, haciendo, por entonces, el Imperio único, para llegar (sin esta catástrofe), al régimen único de “la comuna universal”, después de cien años de paz, porque igual, pero sin estas vergüenzas de esta conflagración, habría muerto el Dragón y la bestia, por una sangría dulce; y hoy, hay que llegar a la comuna por lucha de castigo, aun después de esta fanática lucha de cristianos aberrados y fanáticos que quieren morir en religión, según nacieron.
Libro: Los extremos se tocan
Autor: Joaquín Trincado